José Sáez Olmos

Pepe Trece
Pepe Trece

A mitad de la Licenciatura en ADE hice un parón para trabajar por unos pocos euros y cuando retomé los estudios años después me encontré con que casi todos mis compañeros o habían terminado ya o habían abandonado los estudios para ganar más dinero en la obra. Allí estaba, con 25 tacos, buscando piso de estudiantes para compartir con absolutos desconocidos.

«Hola, me llamo Pepe y creo que estás buscando compañero de piso». Un tío flacucho, serio, con vestimenta algo desgarbada respecto a la que yo estaba acostumbrado. «No voy a hacer caso de mis prejuicios, porque si no, no voy a encontrar a nadie con quien compartir los gastos del piso», me dije. Nos hicimos un examen visual más profundo, intentando dilucidar el uno al otro quién de los dos estaba más loco o sería más hijo de puta. Pasados unos segundos optamos por pedirnos referencias mutuas y terminamos descubriendo que éramos casi familia, lo que dio paso a una relajación del bulbo raquídeo y un intercambio de aficiones: que si me gusta el rock and roll (pues he oído alguna buena de Metállica), que si estudio en la facultad de sociología (pues yo en la de Administración de Empresas), ¿te molesta el tabaco? (sólo si no ofreces)…

Conforme cogimos más confianza las confesiones fueron más serias. Descubrimos que a los dos nos gustaba el Rol. Aquí una señora mayor pide la palabra y nos pregunta cuántas ancianas hemos matado con katanas. De momento la cuenta está a cero, pero todo se andará (guiño, guiño, codazo, risa irónica). Si no nos hubiéramos confesado que los dos éramos heteros, nos habríamos besado allí mismo.

Imagina que te gusta mucho la serie Juego de Tronos. Has visto la primera temporada, pero no has podido ver más porque no tienes internet ni televisión de pago. Eso me pasaba a mí. Me gustaba el Rol, pero sólo había podido jugar unas pocas partidas al Aquelarre, Stormbringer y La Llamada de Cthulhu (me enamoré de éste, hasta me hice Guardián). Pero los pocos amigos con los que jugué siguieron cada uno su camino y el hobby perfecto que había encontrado para poder desahogar mi torrente imaginativo llegó a una vía muerta. Hasta que encontré a Pepe. Bueno, tampoco es que estuviéramos jugando todas las semanas, pero casi conseguimos crear una asociación. Casi. No duró mucho, pero fue bonito. Muchas risas, cerveza y estupendos viajes por mundos imaginarios. «¿Dónde están las pócimas?» Decía Gassman. «No. En este juego no hay pócimas. Estamos en los años 20, Gassman».

Absorbí mucho de la esencia de Pepe. Sobre todo el gusto por el rock. Pero el rock, «del güeno». Y también redescubrí el heavy metal ochentero. Y sus tenebrosos relatos cortos. Jamás se me olvidarán los sentimientos que me despertó «Frío en sus manos, muerte en sus labios», del que recientemente hemos hecho un remake y en versión audiorrelato.

Después de dos años compartiendo vida y pisos, nos pasó la realidad por encima como el transiberiano. Y trece años después nos volvimos a encontrar. Él ayudando profesionalmente a personas muy necesitadas de amor. Además, a punto de publicar un libro. Y yo pensando en escribir una saga y quería que él fuera mi corrector. Trece años sin vernos, sin llamarnos y luego como si no hubiera pasado más de un fin de semana largo. Prueba de amistad superada.

Página web de José Sáez Olmos.

Cuenta de Twitter.

Libros Publicados:

Este Libro No Te Interesa

Este Libro No Te InteresaEste libro no te interesa, es la verdad. No lo cojas, no lo abras, no lo compres, no lo leas. Sigue con tu vida feliz o infeliz. Pero, si aún tienes sensibilidad por tus semejantes estas historias reales de nuestra actual sociedad sobre favelas, esclavismo, represión sexual, soledad, guerra, crimen y muerte no te dejarán indiferente. Estas páginas indagan en los problemas ignorados por la gran mayoría de la gente y denuncian la insensibilidad social. Si finalmente este libro te interesa, los beneficios de su compra se destinarán íntegramente a entidades con fines sociales.

Editorial Círculo Rojo.

Cómpralo también en Amazon.

Página de Facebook del libro.